En 2024 el Castagnino abrió sus puertas a nuevas experiencias y públicos

En Rosario, la cultura es uno de los pilares centrales sobre los que se construye ciudadanía y cobra sentido en relación a aquellas transformaciones que produce. Así se vivió este año en el Museo Castagnino, un espacio cultural que en 2024 celebró sus 87 años y fue escenario de múltiples propuestas que convocaron a los más diversos visitantes. El inmueble, ubicado en la intersección de Av. Pellegrini y Bv. Oroño, es considerado un patrimonio cultural simbólico en la ciudad y el país. Un ícono arquitectónico de la modernidad ideado por los reconocidos arquitectos Hilarión Hernández Larguía y Juan Manuel Newton, en un lugar estratégico como lo es el parque de la Independencia.

Durante todo el año se realizaron muestras, exposiciones y proyectos artísticos de gran calidad con artistas invitados. En la exposición de Sol Quirincich, la historia del frustrado Monumento a la Bandera de Lola Mora en Rosario cobró vida como investigación plástica, rescatando la figura de la escultora. En tanto que Laura Glusman ofreció una mirada íntima, crítica y reflexiva sobre el río Paraná. Por su parte, exposiciones como las de Norberto Puzzolo y Mele Bruniard destacaron la conexión entre arte, contexto social y experimentación formal. El trabajo de Verónica Orta exploró la práctica de los naturalistas del siglo XVIII, retomando una conexión intuitiva con la naturaleza.

Una de las muestras más convocantes del año giró en torno a cuatro series emblemáticas de Francisco de Goya, muestra que exploró la condición humana desde una mirada crítica y fue visitada por miles de rosarinas y rosarinos. Otra de las propuestas destacadas fue la instalación site-specific del artista invitado Román Vitali, una narrativa visual que dialogó con la teoría y obra de Lucio Fontana sobre luz y espacio.

En 2024 también se llevaron adelante tareas de preservación del edificio. Uno de los hitos a destacar es la recuperación de la circulación original de las salas de exposición de la planta alta planificada por el arquitecto Hilarión Hernández Larguía. Este hecho permite no sólo exhibir una mayor cantidad de obras que pertenecen a las rosarinas y rosarinos, sino también ampliar el acceso a la cultura a toda la comunidad.

El trabajo impulsado por el Área Educativa cumplió un rol esencial en el museo este 2024 con el objetivo de mediar la colección del museo con diferentes tipos de públicos. Se trabajó así con personas en situación de calle y con problemas de adicciones a través de la propuesta Zona Taller; también con alumnas y alumnos en Arte y Esi, un programa didáctico-pedagógico en el que se aborda la educación sexual integral a través del arte. En Punto de Exploración, niñas y niños pudieron llevar adelante sus propias creaciones. Así, las infancias fueron una de las grandes protagonistas de las propuestas del museo, que compartió obras de la colección a la altura de chicas y chicos para que puedan apreciarlas y sentirse parte del espacio.

Museos más Abiertos

Bajo el programa Museos más Abiertos, un proyecto de desarrollo de públicos y audiencias que tiene como objetivo el corrimiento de distintas barreras y propone articulaciones con aliados estratégicos para generar instancias de acceso, visita y participación cultural ciudadana en los museos, el Castagnino llevó adelante una serie de actividades para ampliar su propuesta cultural.

De este modo, se llevaron adelante propuestas como 'Guías por un día', una invitación a personas mayores a ser guías del museo;  y 'Una Noche en el Museo', una actividad realizada conjuntamente con las colonias municipales en la que participaron 500 chicas y chicos. Asimismo, se llevaron adelante numerosas acciones en materia de accesibilidad que culminaron con la entrega de recursos táctiles de impresión 3D para la inclusión social de las personas con discapacidad visual a partir de los xilocollages de Antonio Berni pertenecientes a la colección del museo.

Noche de Museos Abiertos

Durante 2024, se llevaron adelante dos ediciones. La primera de ellas en el mes de febrero y la segunda en octubre. Nuevamente, la cultura fue el corazón de la ciudad y los espacios públicos el lugar donde encontrarse. Ambas ediciones convocaron a miles de personas en una invitación para redescubrir los espacios, llenarlos de vida y disfrutar de muestras, recorridos, música y gastronomía.

Del trap a la música clásica

Este año el Castagnino ofreció un amplio programa, recuperando sus tradicionales conciertos de música clásica, pero también introduciendo una apertura hacia nuevos géneros, ampliando así la diversidad de propuestas artísticas. El ciclo Música de colección se estableció como un nuevo programa en articulación con las exposiciones vigentes, construyendo un diálogo entre propuestas musicales y las muestras exhibidas en el museo.

Las propuestas incluyeron soul, jazz, blues, repertorios clásicos, música popular, flamenco, milonga, tango y hasta la primera batalla de rap, Castagnino Freestyle, en la explanada del museo, donde los mejores freestylers demostraron su habilidad y creatividad.