Vecinas y vecinos del distrito Sudoeste aprenden a construir cocinas rocket en sus casas
A través de una articulación con el comedor El Puente y el municipio, residentes del barrio Piamonte construyeron un artefacto que tiene beneficios ecológicos, económicos y sociales.
En el barrio Piamonte, en el distrito Sudoeste, un grupo de vecinas y vecinos participan de una experiencia de construcción comunitaria de cocinas rocket, que tienen grandes beneficios económicos, ecológicos y sociales, aportando una alternativa en momentos de crisis.
La experiencia se enmarca dentro de un proyecto llevado a cabo desde el área de Proyectos Especiales de la Secretaría de Ambiente y Espacio Público y el Programa Entre Saberes de la Secretaría de Desarrollo Social. En una primera instancia, se acercó la propuesta al Comedor El Puente, para luego replicarla entre las vecinas y los vecinos del barrio.
Marisa fue la primera en tener una cocina rocket construida de manera comunitaria en su casa. Junto a sus vecinas y al equipo municipal encargado de supervisar la construcción, llevaron adelante la obra en el patio de su casa.
Con algunos baldes de tierra arcillosa, aserrín, y otros ingredientes, realizaron la mezcla correspondiente con la que pegaron los ladrillos –de acuerdo al diseño difundido por la Municipalidad– y luego de un tiempo de trabajo al aire libre, finalizaron la construcción de una nueva cocina para su casa.
“Hacer esta cocina me recuerda a mi infancia en Chaco, donde cocinábamos con un horno a leña. Hacíamos comidas ricas, como guisos y pucheros. Con esta cocina se puede ahorrar gas y además, hace más sabrosa las comidas. Ahora que se cómo se hace, puedo enseñarles a mis vecinas”, contó Marisa.
Desde el área de Proyectos Especiales de la Secretaría de Ambiente y Espacio Público destacaron la importancia de que este tipo de cocinas se construyan en casas particulares, debido a sus amplios y diversos beneficios: económicos, ecológicos, sociales y de salubridad, al tiempo que valoraron de manera muy positiva el hecho de que las cocinas fueran construidas por las propias vecinas, fortaleciendo así los lazos de solidaridad y convivencia con la comunidad
Por su parte, la secretaria de Desarrollo Social, Laura Capilla, se refirió a la importancia de otorgar respuestas y generar alternativas en el marco social actual. “En situaciones sociales como las que estamos viviendo es importante generar alternativas que permitan hacer frente a la realidad social. El programa Entre Saberes, justamente, es un espacio que apunta a fortalecer el diálogo con los comedores comunitarios, posibilitando una cercanía entre el municipio y las familias que necesitan de un acompañamiento diferente”, manifestó Capilla.
En tanto, Pablo Torricella, coordinador del proyecto, relató una experiencia que se llevó adelante el año pasado en la Facultad de Ciencias Agrarias, en Zavalla, donde se realizaron pruebas con un modelo de cocina de adobe y ladrillos, la misma que actualmente se acerca a los barrios de Rosario.
“Este tipo de cocinas tiene una enorme aplicabilidad social, ya que hay mucha gente cocinando a leña, y este tipo de cocinas optimiza el uso de este recurso, permitiendo el ahorro de dinero en gas y la disminución de la emisión de gases tóxicos”, contó Torricella.
Además, destacó los beneficios respecto a sus bajas emisiones de gases tóxico: “Hacemos charlas sobre construcción de cocinas y sobre el uso eficiente de la leña, para alertar a los vecinos sobre los perjuicios que trae la mala quema de la leña, como la generación de monóxido de carbono”.
Programa Entre Saberes
El proyecto de construcción de cocinas rocket se desarrolla junto al Programa Entre Saberes, que tiene como objetivo fortalecer por medio de un proceso de formación a las instituciones comunitarias que prestan asistencia alimentaria, acompañándolas y promoviendo su vinculación con otros procesos de desarrollo. Y también mejorar la calidad nutricional de los alimentos producidos en estas organizaciones y promover buenas prácticas de manipulación de alimentos en comedores comunitarios.
“Queríamos llegar a los diferentes territorios, y esto nos permite acercarnos a las personas que están a cargo de la cocción diaria de los alimentos, que habitualmente son mujeres. Lo que hacemos es transmitir nuestro conocimiento sobre la existencia de estas cocinas que recién se están conociendo, porque para una persona que cocina a leña, veinticinco ladrillos le pueden cambiar la vida. Rosario no tiene bosques pero sí tiene trescientos mil árboles con poda programada, lo que genera un gran volumen de leña que puede utilizarse en este tipo de cocinas”, acotó Torricella.