Empresas rosarinas reconvierten líneas de trabajo y confeccionan barbijos y batas para la salud pública
Reconocidas marcas de ropa local se sumaron a una red de producción de emergencia coordinada por la Municipalidad para atender la demanda de elementos de protección.
En el marco de la emergencia sanitaria y ante la creciente demanda de elementos de protección para las trabajadoras y los trabajadores de la salud pública y agentes sanitarios, el municipio creó una red de producción que incluye empresas locales del rubro textil, voluntarias y voluntarios provenientes de la Dirección de Empleo, emprendimientos de la Economía Social, cooperativas y hasta talleres particulares que quisieron sumarse a la tarea solidaria.
En sintonía con la batería de acciones diarias que la Municipalidad viene llevando a cabo para cuidar a los rosarinos y rosarinas, la iniciativa permite confirmar que la coordinación entre el estado y el ámbito privado, junto con la colaboración de la ciudadanía, es fundamental. En tanto, Rosario demuestra una vez más que, ante las situaciones de crisis, la ciudad despliega toda su acción solidaria y su responsabilidad social.
“Organizamos una red de producción que contiene varios actores. La Municipalidad compra los insumos de tela a los distribuidores mayoristas y se la entrega a las fábricas del sector textil para que inicien la producción”, explicó el secretario de Desarrollo Económico y Empleo, Sebastián Chale.
Una de las primeras empresas en sumarse a la iniciativa fue Vandalia. “Cuando empezó toda esta situación, antes de la cuarentena, quise conseguir barbijos para nuestros empleados y me encontré conque no había. Entonces me decidí a producirlos. En una charla con la subsecretaria de Producción María Eugenia Giovannoni, ella me manifestó la necesidad de barbijos y fuimos donando a la Municipalidad. Ahora nos proporcionaron tela para producir 100.000 barbijos y los estamos cortando en este momento”, contó Eduardo Levi, presidente de la tradicional empresa de indumentaria local.
También participan marcas tradicionales de la ciudad como Sonder y Rotel, entre otras que se van incorporando. “Esto es todo muy nuevo para todos. Es un torbellino en el cual cada uno colabora con lo que puede. En otras circunstancias hemos donado telas, en este caso estamos cortando las telas y hay otros que aportan cosiendo telas. Todo viene bien. Todos vamos aprendiendo de la experiencia del otro. Estamos siempre en contacto con las otras empresas, vamos incercambiando. Eso es muy bueno y muy lindo”, valoró por su parte Andrea Lara, gerenta de Rotel.
Esta red de producción solidaria significa para el municipio el acceso garantizado a estos elementos esenciales de cuidado. “Estamos eficientizando la distribución y la producción y esto nos está permitiendo conseguir el insumo a un costo final de entre cinco y no más de diez pesos, cuando cualquier cotización mínima hoy está orillando los 30 pesos. Esto se sigue ampliando para mejorar la producción de batas y de barbijos. Estimamos llegar a un número importante de producción semanal de acá hasta que dure la emergencia”, aseguró Chale.
Para empresas de estas dimensiones, acostumbradas a producir indumentaria deportiva de alta complejidad o en grandes volúmenes, confeccionar barbijos resulta una tarea “excesivamente sencilla”. Sus máquinas de corte automáticas permiten realizar esa tarea de forma rápida y eficiente. Sin embargo, la costura es artesanal y allí es donde entran a colaborar los voluntarios y voluntarias de emprendimientos, cooperativas y talleres.
La red de voluntarias y voluntaries para ejecutar la parte final del proceso de confección está formada por personas que tienen máquinas en sus hogares, desde empredimientos y pequeños talleres textiles a profesionales de la alta costura.
En la tarea de producción solidaria, se atienden debidamente las medidas de sanidad recomendadas para trabajadoras y trabajadores. “Hacemos ir a la empresa a la menor cantidad de gente posible, con una logística de traslado y en los hogares. La gran mayoría está trabajando desde su casa, todos los que tienen máquinas propias se han puesto a disposición de esta producción. Tenemos una nómina de 180 empleados, pero tenemos abocado a esto sólo a quienes han querido colaborar de forma voluntaria. Hemos notado muchísima disposición y solidaridad por parte de nuestros trabajadores”, aseguró Levi. Mientras tanto, el trabajo presencial en Rotel también se minimiza a dos o tres personas.
“Estamos esperando más insumos para seguir cortando. Son cada vez más las personas que se van sumando. Ante la necesidad, las diferencias no importan porque esto es una lucha contra un enemigo común y estamos todos juntos para ganar la batalla”, cerró Lara.
“Lo más importante de esto es que detrás de esta propuesta de la Subsecretaría de Producción y la Secretaría de Salud, se generó una red de mucha gente que se sumó para colaborar con la Municipalidad. Desde todas las secretarías involucradas están haciendo mucho esfuerzo y en constante comunicación con nosotros. Rescato mucho que se sumó muchísima gente. Eso es muy bueno porque extiende el horizonte e involucra a una parte del sector de indumentaria que muestra que entendió que la situación es grave y está dispuesto a colaborar”, concluyó Levi.
De manera similar, la Municipalidad de Rosario trabaja conjuntamente con el Polo Tecnológico en la coordinación de una red de empresas, escuelas técnicas, organizaciones profesionales y voluntarios con el objeto de producir y distribuir máscaras faciales protectoras.
Toda la producción resultante de las instancias de trabajo mancomunado entre el municipio y diversos actores es centralizada en la Dirección de Farmacia municipal para su distribución a los agentes sanitarios afectados a la atención y contención de la emergencia.