'Literatura imperial': este jueves se inaugura la muestra homenaje a Angélica Gorodischer
La cita es a las 18 en la Biblioteca Argentina (Pje. Álvarez 1550). La exposición reúne documentos y objetos que referencian la vida y obra de la notable escritora.
La Municipalidad de Rosario inaugura este jueves 2 de mayo, a las 18 en la Biblioteca Argentina Dr. Juan Álvarez (pasaje Álvarez 1550), la muestra 'Literatura Imperial', un homenaje a una de las figuras más importantes de la literatura argentina y latinoamericana: Angélica Gorodischer. La exposición, que cuenta con la curaduría de Marcela Romer, reúne cartas, documentos, imágenes y objetos de la escritora que eligió a Rosario como ciudad para vivir y desarrollar su labor.
Autora de ciencia ficción, fantasía y literatura infantil, la obra de Angélica Gorodischer fue reconocida con numerosos premios, incluyendo el Premio Konex y el Premio Mundial de Ciencia Ficción. Los materiales exhibidos se enmarcan en una importante donación efectuada por la familia de la escritora, que jerarquiza a la Biblioteca Argentina y permite a las y los visitantes conocer de cerca su vida y recorrer su trayectoria literaria, sus ideas y su universo creativo.
'Literatura imperial' es una oportunidad para redescubrir a una autora fundamental de la literatura argentina y latinoamericana. La muestra invita a reflexionar sobre su obra y su legado, y a celebrar su aporte a la cultura. Podrá visitarse hasta el 31 de julio, de lunes a viernes de 8 a 19, y los días sábado de 9 a 13.30.
La esencia Gorodischer por Marcela Romer
"Nacida en Buenos Aires y devenida completamente rosarina, Gorodischer ha podido pensar y traspasar al papel ideas del imaginario de lo fantástico presentándonos un escenario netamente surreal. En su imaginario habitan raras ciudades junto a sujetos que las interpelan llegando a situaciones que se derraman sobre algún hermoso escrito que sale de lo común y fascina al lector. Angélica fue una escritora de una personalidad intensa y avasallante, claramente como todo intelectual de alto rango que tiene algo que decir sobre lo que piensa en torno al mundo que la rodea. Los nombres de sus cuentos y obras literarias dan ideas de pensamientos atravesados por infinitas lecturas unidas al consumo visual que realizaba a diario. Eso sucedió todos los días de su vida sobre su hermoso escritorio de roble iluminado con su lámpara de bronce vintage.
Sus ideas feministas existieron siempre en su derredor e imaginario conceptual. Sostenía que la mujer puede y debe sentirse un ser íntegro y autoabastecido en compañía de lo masculino, pero para nada dependiente. Situada en las filas del feminismo en presencia y acto teórico, no le gustaba que la mujer se situase en un lugar de víctima o de imposibilidad, actitud que impulsaba a pensar que siempre se puede hacer y construir aunque haya momentos de parálisis o inacción.
Angélica era muy crítica, desconfiaba de la realidad y, fundamentalmente, de la lectura que podemos hacer de ella. Cuando comenzaba a hablar era tan fuerte como leerla, te olvidabas al instante de todo lo visual. El poder de su palabra era extremo, intenso, directo y cuestionador. El escritor Alberto Manguel, en su momento director de la Biblioteca Nacional, la distinguió y tuvieron una charla muy divertida. En esa conversación -años antes de su fallecimiento- se la puede ver totalmente lúcida haciendo chistes literarios y contando sus autores preferidos, mencionando a su esposo, que fue el amor de su vida, el arquitecto que le construyó en su propia casa un reducto para poder escribir en total comodidad. Se adoraban profundamente, amor que también compartió con sus tres hijos.
Era muy sencilla al vestir pero elegante, con joyería de autor como detalle técnico estético además de la muy cuidada relación de colores de su vestimenta. También coleccionaba unos juegos de té mínimos, hermosos, traído de Alicia en el País de las Maravillas. Mini jueguitos para una gran escritora, una paradoja interesante".