Rindieron un emotivo homenaje al obispo emérito Federico Pagura
La ceremonia tuvo lugar en el Bosque de la Memoria, donde se concretó la plantación de un árbol en su memoria y se esparcieron sus cenizas y las de su esposa, Rita Alegría.
Familiares y amigos del recientemente fallecido obispo emérito Federico Pagura, junto a miembros de organismos de derechos humanos y autoridades municipales, protagonizaron el viernes 2 de septiembre un acto en homenaje a quien fuera uno de los mayores exponentes de la defensa de los derechos humanos y pilar en la creación y puesta en funcionamiento del Museo de la Memoria de Rosario.
Durante la ceremonia, que se realizó en el Bosque de la Memoria (parque Scalabrini Ortiz), se llevó a cabo la plantación de un ejemplar de Ginkgo Biloba en su recuerdo (donado por la Madre de Plaza 25 de Mayo Elsa "Chiche" Masa), en tanto los hijos, nietos y bisnietos del obispo, fallecido el pasado 6 de junio, esparcieron sus cenizas y las de su esposa, Rita Alegría, junto al árbol. El emotivo gesto fue acompañado musicalmente por el Quinteto de Cuerdas municipal.
En la oportunidad, la directora del Museo de la Memoria, Vivivana Nardoni, recordó que "cuando vino Ana Rita (hija de Federico Pagura) al Museo a proponernos esta ceremonia de esparcir las cenizas de Federico y de su compañera de la vida, estuvimos muy conmovidos y pensamos que la mejor manera de recordarlo era plantando un árbol en su memoria, en su nombre".
Nardoni contó que inmediatamente Chiche Masa ofreció donar su ejemplar de Ginkgo Biloba, que el propio Museo de la Memoria le había obsequiado años atrás, y destacó que "nos pareció una síntesis perfecta de lo que son los espíritus que animan nuestros luchadores y luchadoras por los derechos humanos".
Respecto a Pagura, la funcionaria sostuvo que "fue un hombre de un espíritu universal; él fue para Latinoamérica un hombre muy especial", y agregó: "Aquí en Rosario fue, sin duda, junto a otros miembros del movimiento de derechos humanos, uno de los grandes impulsores de nuestra institución. Y no sólo de conseguir que se dictara una ordenanza para crear el Museo de la Memoria, sino luego, en esos largos años que estuvimos esperando por la casa del museo (Moreno y Córdoba) para lograr que finalmente nos fuera concedida para todos los rosarinos y rosarinas".
Cabe recordar que Pagura integró la primera comisión directiva de la institución, la que tuvo a su cargo el armado de la misma y la puesta en marcha del proyecto para el cual fue creada.
Por su parte, Chiche Masa aseguró sentir "una verdadera emoción" y relató que "con Federico Pagura hemos compartido tanto tiempo, tantas cosas, tantos actos. Fue una figura que siempre estuvo al lado de las Madres, como estuvo siempre defendiendo a los desprotegidos"
"Este Ginkgo Biloba que me había sido obsequiado hace unos años estaba en mi casa y veía que el árbol sufría porque es una planta que necesita espacio. Cuando surgió la idea de este homenaje sentí en ese momento que el corazón se me hizo grande", sostuvo la reconocida Madre de Plaza 25 de Mayo rosarina y señaló: "Qué mejor que ofrecerle este árbol, que es el árbol de la vida, que soportó la masacre de Hiroshima, a una persona que dio su vida por la lucha de los derechos humanos".
En tanto, Ana Rita Pagura agradeció en nombre de la familia al Museo de la Memoria por el homenaje: "Sentimos una amorosa y generosa disposición y acompañamiento", afirmó y expresó que "nuestros padres dejaron un llenado imposible de vaciar, porque están en todos lados".
"La mejor manera de recordarlo es reuniéndonos, seguir haciendo todo lo que podamos, desde el lugar que podamos, participando en ese compromiso que nos enseñó y nos mostró como ejemplo", reflexionó.
En el acto estuvieron presentes el secretario de Cultura y Educación de la Municipalidad, Guillermo Ríos; el subsecretario de Fortalecimiento Institucional, Federico Valentini; el coordinador General de Derechos Humanos, Rubén Chababo; Oscar Lupori, del Movimiento Ecumérico por los DDHH, y concejales de la ciudad, entre otras autoridades.
Federico Pagura, un hombre indispensable
Fue fundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) que co-presidió con el obispo de la Iglesia Católica Jorge Novak por varios años. Presidió el Concejo Latinoamericano de Iglesias, la organización ecuménica más importante de América latina y el Caribe de iglesias evangélicas. Presidió el grupo de los 100 para Seguir Viviendo.
Estuvo entre los fundadores de la Cátedra Ecuménica Mundo Nuevo, que presidió y promovió. De igual modo, fue parte del grupo fundador y trabajó hasta sus últimas horas en el Pronapo (Proyecto Nacional y Popular). Cumpliendo con su convicción sobre la defensa de los derechos humanos, en los años 70 se dirigió a Mendoza donde trabajó con los refugiados chilenos víctimas de la dictadura de Pinochet.
Pagura nació el 9 de febrero de 1923 en Arroyo Seco, Santa Fe. Se recibió de maestro y luego de obtener la licenciatura en teología, fue ordenado pastor de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA) en 1950.
Realizó estudios de post-grado en Union Theological Semminary, de Nueva York 1948-49 y en la Escuela Teológica de Claremont, California. Ambas instituciones ecuménicas le influyeron en lo que Pagura llama "su afirmación y vocación ecuménica, que es característica de todo su ministerio".
Ejerció el obispado en Costa Rica y Panamá y fue elegido obispo, la máxima autoridad de la IEMA, en 1977. Fue una voz invalorable que denunció y actuó contra la última dictadura militar en el país. Fue uno de los integrantes de la comisión nacional que investigó las desapariciones de personas (Conadep) cometidas por la dictadura.
Como obispo ejerció durante doce años. Ya emérito se radicó en Rosario, donde el Concejo Municipal lo declaró ciudadano ilustre. En este tiempo fue referente obligado de proyectos de paz y derechos humanos. Un libro con sello del CLAI refleja su biografía.