Tras el pavimento y las cloacas, la Municipalidad sumó contenedores metálicos en barrio Las Flores
La iniciativa se enmarca en el compromiso oficial de recambiar los dispositivos plásticos en toda la ciudad. La meta es fin de año, y será un hito en un proceso pionero que se inició en 2001.
El municipio instaló durante la semana pasada un grupo de contenedores metálicos en el barrio Las Flores, en el marco de un proceso de mejoras integrales que se viene desarrollando en el sector y que incluyó en 2018 la culminación de una importante obra de pavimentación y desagües cloacales. En lo que respecta a higiene, la iniciativa se enmarca en el recambio de tecnología que permitirá que 2019 sea el último año con dispositivos plásticos en las calles.
Tal como se adelantó desde la Municipalidad en marzo, a casi dos décadas de su puesta en funcionamiento, este será el último año en que los rosarinos vean en sus calles contenedores plásticos para la disposición de residuos.
“Estamos llevando adelante, a través de la Secretaría de Ambiente, un plan muy ambicioso para que toda la ciudad tenga contenedores metálicos. Nuestro objetivo es hacer el recambio total de contenedores plásticos a contenedores metálicos, que tienen mayor capacidad y resistencia”, destacó la intendenta Mónica Fein.
“Seguimos sumando calidad a la prestación de los servicios públicos y con esto mejoramos la calidad de vida de las vecinas y vecinos de todos los barrios”, agregó.
"Fue un compromiso de Mónica Fein en su discurso de apertura de sesiones y estamos trabajando en ese sentido, avanzando en distintos barrios", dijo la secretaria de Ambiente y Espacio Público Marina Borgatello.
"Barrio Las Flores se suma a este servicio que terminaremos de extender a toda la ciudad. Esperamos que se utilicen de forma correcta, porque eso nos ayudará a tener una ciudad más limpia y ordenada", comentó la funcionaria.
Este martes, en el marco de una jornada desarrollada en conjunto con referentes vecinales, el Ejecutivo local completó la instalación de 78 contenedores metálicos en el sector comprendido entre España, Arrieta, Colectora de Circunvalación y las vías del ferrocarril.
"A partir de hoy los vecinos del barrio Las Flores se suman a este servicio que terminaremos de extender a toda la ciudad. Esperamos que los utilicen de forma correcta, porque nos ayudará a tener una ciudad más limpia y ordenada", comentó la funcionaria.
Se trata de unidades de metal, que tienen una capacidad de 1.100 litros, carga trasera, más resistencia y mayor durabilidad, que aportarán al orden y la limpieza del barrio, sumando mejores condiciones en la calidad de vida de los vecinos.
Cambio de hábitos
Los recipientes plásticos llegaron a Rosario en septiembre de 2001 en el marco de un acuerdo que el Ejecutivo había sellado en la década del ‘90 con la Agencia de Cooperación Alemana GTZ. Transformaron la cotidianeidad de los vecinos, que comenzaron a olvidarse lo que era la basura en la calle, con todos los trastornos que eso causaba.
Con el paso de los años, las unidades se replicaron en calles y avenidas, hasta que en 2009 comenzaron a instalarse los primeros contenedores metálicos, que representaron un salto cualitativo no sólo por su mayor capacidad de almacenamiento sino porque permiten minimizar actos de vandalismo. Tienen mayor volumen y permiten levantar la tapa con un pedal, por lo cual no es necesario utilizar las manos para abrirlos.
Una década después de ese hito, la ciudad se prepara para despedir definitivamente los contenedores plásticos. "Rosario siempre ha sido pionera en materia de higiene urbana y trabajamos siempre bajo la premisa de otorgarle un mejor servicio a los vecinos. La posibilidad de reemplazar los contenedores metálicos por plásticos es sin dudas un gran salto hacia adelante”, valoró Borgatello.
Evolución
En la actualidad hay unos 8.700 recipientes en las calles, de los cuales sólo 500 son plásticos. Y antes de finalizar el año, la totalidad será de metal. Junto con los reemplazos se incorporarán más contenedores, hasta llegar a los 10.000. Sobre ese total, el 90% son los tradicionales verdes para residuos orgánicos, y el resto corresponde a los de color naranja para reciclables.