Maitena Romano, de la colonia municipal al seleccionado de waterpolo
La rosarina, que se enamoró del agua "en las piletas de los polideportivos”, resaltó: “Que la Municipalidad bancara así al deporte me sirvió mucho. Siempre te brinda lo mejor y te apoya".
Maitena Romano es una deportista federada de la ciudad. Su foja de servicio marca que se destaca en el waterpolo. También que se enamoró del agua "en las piletas de los polideportivos comunitarios cuando iba a la colonia de chiquita”. La rosarina de 22 años viene de un año intenso. Jugó a mitad de año el Mundial de Budapest (Hungría) y hace poco participó de los Juegos Sudamericanos de Asunción, donde obtuvo una medalla de plata. Estudia ingeniería en tecnología de alimentos, además de ser guardavida y pastelera. En el marco del repaso que hizo de sus inicios con precisión de cirujana, ponderó “la ayuda de la Municipalidad. La verdad, que bancara al deporte me sirvió mucho. Siempre te brinda lo mejor y te apoya”.
Los pasos de Maitena fueron de menor a mayor. Con Agostina, su hermana, comenzaron a disfrutar de las piletas de los espacios comunitarios durante cada temporada de verano. Y, poco a poco, comenzaron a entrelazar un vínculo con el agua que se fue potenciando con el tiempo.
Crecer desde la colonia
“Mis padres (Fernando y Evangelina) nos inculcaron el deporte acuático. De hecho, mi papá siempre fue una persona de río y quería que junto a mi hermana Agostina hiciéramos alguna actividad en este ámbito”, narró de entrada Maite.
Y agregó: “Empezamos a ir juntas a las colonias de verano. Fuimos al polideportivo Irigoyen y al Belgrano Centro (actualmente llamado Emilio Lotuf). Ahí nos enseñaron natación y nos dimos cuenta que nos encantó”.
“Recuerdo que la profesora Gabriela Villalba fue quien enseguida vio nuestro interés en la natación. Como percibió que nos desarrollábamos bien nos invitó a participar del Centro de Desarrollo Deportivo municipal (CDD), devenido Programa 'Experiencia Selección' del Centro Regional de Alto Rendimiento (Crear). Y allá fuimos”.
La joven rememoró: “A los cinco años empecé a enamorarme del deporte en el agua. Todo comenzó por la enseñanza que me dieron en las colonias municipales. Me inicié en natación con el programa del CDD en Tiro Suizo. Arranqué la etapa promocional y de ahí comenzó el camino intenso”.
No obstante, su vida deportiva y la de su hermana cambiaron de latitud y terminaron yendo a nadar a Rowing. “Nos fuimos allá porque nuestra tía abuela es Patricia López Muñiz, quien representó al país en los Juegos Olímpicos de Munich 1972. Habremos estado un tiempo porque luego se nos complicó con los dobles turnos del colegio. Además, tuvimos un lapso en que dejamos todo. De hecho, probé con gimnasia deportiva. Pero no, no era lo mío. Hasta que mi papá nos dijo que hagamos waterpolo porque lo hacía en Atalaya y sabía que nos gustaría. Aceptamos porque no queríamos largar todo. Deseábamos hacer algo en equipo”.
Romano remarcó que “la profe Villalba volvió a ser clave. Nos dijo que había waterpolo en Sportsmen Unidos y nos anotamos. Corría el año 2014 y el entrenador era Juan Pablo Giri. Evidentemente tenía que seguir en el ambiente del agua porque me encanta”, describió, a la par que subrayó: “Al principio fue bastante complicado. Sobre todo la parte en que entrenábamos con la pelota y había que flotar. Sin embargo nos adaptamos rápido. Nos ayudó que veníamos de la natación, pero fue duro”.
Luego señaló: “Éramos pocas cuando comenzamos. De hecho, había un grupo de adultas y otro de menores. En esa época jugaba para mi categoría y a veces para la primera. Eso me ayudó a aprender demasiado”.
Chica de selección
“Me llamaron de la selección nacional en 2016. Fue como un sueño. No lo podía creer. Era una más de las tiburoncitas. Tenía 16 años y me citaron para jugar el Sudamericano en Medellín. Recuerdo que en el primer entrenamiento éramos seis chicas y el equipo se conforma con 13 jugadoras. Entrenábamos en la Universidad de La Matanza, que tiene una gran infraestructura”, relató.
Con orgullo, Maitena subrayó que eran sus papás quienes la llevaban a practicar a Buenos Aires, y que “dormía en casa de alguna compañera". Y agregó: "Recuerdo que conocí a una chica a la mañana, y a la noche ya estaba en su casa como una más”.
“Por suerte pude viajar gracias a mis padres. Quedamos terceras en Colombia, pero lo que resalto fue la experiencia. Si bien éramos pocas chicas, lo cierto es que terminamos siendo un equipo sólido puertas adentro”, expresó.
“Al año siguiente estuve en el Sudamericano en Cali, Colombia. Ese torneo fue especial porque compartí la selección con mi hermana. Salimos segundas y clasificamos al Panamericano de la categoría, que se hizo en Lima 2017. Mientras que en 2018 jugamos el Mundial en Serbia con una gira previa en Budapest. Fue otra gran experiencia y esfuerzo de mis padres, que me bancaron todos los torneos”, graficó la joven de 22 años, quien jugando para Sportsmen Unidos logró varios títulos de waterpolo consecutivos: de 2014 a 2019 de manera ininterrumpida.
Tiburona mundialista
“Cuando se abrieron las actividades tras la pandemia (en 2021) comenzamos a entrenar en el club Provincial para el Sudamericano acuático que se hizo en Buenos Aires. Salimos terceras con la selección nacional. Ahí salió la chance de participar en la World League, que fue a principio de este año en Perú y era clasificatorio al mundial de Hungría, que se realizó a mitad de año. No integré esa delegación pero el equipo logró la clasificación histórica a la máxima competencia. Fue la primera vez que un equipo mayor de Argentina logró ir al Mundial”, prosiguió relantando.
“En Hungría pude estar. Salimos en el puesto doce, pero para nosotras fue maravilloso. Fue un logro y fuimos las mejores de Sudamérica porque terminamos por delante de Brasil y de Colombia”, manifestó.
La jugadora recordó que “la zona que nos tocó fue muy dura. Estaban todas las potencias. Nos enfrentamos a Estados Unidos, que son bicampeones olímpicos. Perdimos feo pero estábamos contentas igual. Lo mismo nos sucedió con otros equipos. Estaba en el agua como ahogada pero disfrutaba cada momento”.
“Cuando jugamos contra Hungría fue particular porque eran locales y en ese país el waterpolo es muy fuerte. Es como el fútbol acá. El estadio estaba lleno. Todo era una locura porque nosotras no jugábamos con tanta gente, es así. Perdimos, pero también rescatamos otras cosas”, abundó.
Luego llegó el momento de participar con las tiburonas en los recientes Juegos Sudamericanos de Asunción. “Logramos un segundo puesto y la clasificación a los Panamericanos que se harán en Chile el año que viene. Cumplimos con el objetivo y seguimos potenciando el equipo”, cerró la nadadora que estudia ingeniería en tecnología de alimentos, además de ser guardavida y pastelera.
Rol de la Municipalidad y sueños
Maitena comenzó su amor por el agua en las piletas de las colonias. Se fue formando con temple y tenacidad hasta erigirse en una deportista federada. “Que Rosario, a través de la Municipalidad, bancara así al deporte con colonias o con los entonces centros de Desarrollo Deportivo (CDD) realmente nos sirvió mucho. Y ayudando con lo que sea. Por ejemplo, cediendo un espacio en la pileta como nos pasó con el equipo de Sportsmen Unidos, que entrenamos mucho tiempo en la pileta del Parque del Mercado. Siempre nos dieron espacio desde la Muni”, describió.
“Realmente te apoyan. A nosotras nos ayudó bastante. Lo valorás cuando vas creciendo porque cuando sos más chica pensás en otras cosas. Pero de parte de la Municipalidad, siempre de diez”, acotó.
“Sueño con llegar a los Juegos Olímpicos. En estos momentos está difícil, pero confío en que ya se dará. Sobre todo por el grupo humano que hay ahora en la selección nacional. No me importan las medallas. El anhelo es deportivo. Vivir esa experiencia es el anhelo mayor para todo deportista”, puntualizó Maitena, quien desde este año entrena junto a tres compañeras en el club Náutico Avellaneda, pero no puede competir a nivel local porque no hay equipos. “Practico a diario con el equipo masculino gracias a que el entrenador Bruno Testa nos permite hacerlo y nos considera”, concluyó la tiburona rosarina surgida de las piletas municipales.